miércoles, 21 de mayo de 2014

La Magna Mariana en el recuerdo de Francis Barroso

Que año llevábamos, una Semana Santa incompleta y todas las ganas del mundo para verla  a ELLA en el mayo más prodigioso que recordamos en Granada.

Y en el barrio ELLA que  lo inundaba todo desde las vísperas, ELLA que nos hizo vivir  en la semana previa un interminable Viernes de Dolores. Hasta que se abrió esa mañana y casi con los luceros María Santísima abrigada tan solo por el calor del sus hermanos, en cada una de sus advocaciones fue apareciendo Reina y Madre y Fervorosa y Marinera y Coronada y Santísima y Llena de Gracia como si se hubiera estando preparando siempre para ese momento en que fue bajando por Progreso y Ganivet para anticiparle a Granada – en silencio y con el respetuoso caminar de sus hijos-  que ELLA era la Madre de Dios.  

La Madre de Dios que contenía desde el cielo la alegría por ver a sus hijos felices e ilusionados de vuelta desde la Catedral después de haber saludado a Nuestra Madre de las Angustias y hacer cierta la alegría de que  Cristo está presente en la belleza de Nuestra Madre.


Un día inolvidable y que merece ser recordado con un azulejo  a la entrada del Realejo para las generaciones futuras , por que nosotros si tuvimos la gracia de vivirlo.

Francisco Eduardo Barroso
Hermano de la Santa Cena


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