Ayer, como cada segundo domingo de Cuaresma, nos dábamos cita en Santa Isabel la Real, en torno a la Venerada Imagen de Jesús de las Tres Caídas.
Con una gran participación de hermanos la eucaristía, que presidió el capellán de nuestra comunidad de Clarisas-Franciscanas, el Padre Serafín, dio comienzo a las seis de la tarde con procesión claustral.
En la monición de entrada, además de dar la bienvenida, la hermandad excusó la ausencia de nuestro Hermano Mayor por motivos familiares graves, rogando al Señor por una pronta recuperación.
Tras la misa, se organizó el cortejo que acompañó al Señor, compuesto por varias decenas de parejas de hermanos con luz que antecedían a la presidencia.
La Sagrada Imagen de Jesús de las Tres Caídas presentado sobre su parihuela de traslado vestía la túnica de sarga morada y su nimbo de plata, exornado con clavel rojo, y jarritas de rosas.
El solemne traslado volvió a reunir en torno a la trabajadera del Señor a aquella primera igualá de hace veinticinco años, que alternaron su caminar con el Señor, junto a hermanos costaleros tanto de su paso de misterio como del paso de palio de Nuestra Señora del Rossrio.
Lo acompañó su capilla musical, quien también ofreció su música durante la celebración de la eucaristía, y durante el vía crucis ofreció piezas de capilla propias dedicadas a nuestro Sagrado Titular.
De nuevo, el MADOC volvió a abrir sus puertas a nuestra corporación permitiendo que el rezo de una de las estaciones se rezase en su patio, rememorando así donde estaba el Señor, y donde tuvo su primitiva hermandad.
A las 21.30 horas se rezaba la última estación en nuestra sede canónica, que ha estado presidida por los titulares de la Santa Cena Sacramental, con motivo de sus cultos cuaresmales.
Con una gran participación de hermanos la eucaristía, que presidió el capellán de nuestra comunidad de Clarisas-Franciscanas, el Padre Serafín, dio comienzo a las seis de la tarde con procesión claustral.
En la monición de entrada, además de dar la bienvenida, la hermandad excusó la ausencia de nuestro Hermano Mayor por motivos familiares graves, rogando al Señor por una pronta recuperación.
Tras la misa, se organizó el cortejo que acompañó al Señor, compuesto por varias decenas de parejas de hermanos con luz que antecedían a la presidencia.
La Sagrada Imagen de Jesús de las Tres Caídas presentado sobre su parihuela de traslado vestía la túnica de sarga morada y su nimbo de plata, exornado con clavel rojo, y jarritas de rosas.
El solemne traslado volvió a reunir en torno a la trabajadera del Señor a aquella primera igualá de hace veinticinco años, que alternaron su caminar con el Señor, junto a hermanos costaleros tanto de su paso de misterio como del paso de palio de Nuestra Señora del Rossrio.
Lo acompañó su capilla musical, quien también ofreció su música durante la celebración de la eucaristía, y durante el vía crucis ofreció piezas de capilla propias dedicadas a nuestro Sagrado Titular.
De nuevo, el MADOC volvió a abrir sus puertas a nuestra corporación permitiendo que el rezo de una de las estaciones se rezase en su patio, rememorando así donde estaba el Señor, y donde tuvo su primitiva hermandad.
A las 21.30 horas se rezaba la última estación en nuestra sede canónica, que ha estado presidida por los titulares de la Santa Cena Sacramental, con motivo de sus cultos cuaresmales.
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