
Para
nuestra hermandad, la celebración de la Eucaristía en Santa Isabel
la Real y el rezo del Santo Vía Crucis en el traslado de Nuestro
Padre Jesús de las Tres Caídas no es un hecho más de la Cuaresma.
Significa que Nuestro Padre viene a estar junto a nosotros en Santo
Domingo, en su casa del Realejo. Baja a Granada por las calles del
Albaicín, portado por sus devotos costaleros, los mismos que cada
Miércoles Santo rezarán junto a la hermandad que les alienta y lo
llevarán acompañado por su Madre del Rosario a la Santa Iglesia
Catedral para realizar publica estación de penitencia, pública
profesión de fe, manifestando que la Gloria de Dios vive en nuestras
vidas y que aunque caigamos una, dos o tres veces tenemos que seguir
su ejemplo y con la ayuda de nuestra Madre levantarnos y seguir
adelante hacia la resurrección. Es el triunfo de la fe en éste su
año, en el que recordamos que hace 50 años el Espíritu guio a otro
Santo Padre, Juan XXIII para que renovara su Iglesia y abriera de par
en par las ventanas a la nueva sociedad que pedía una nueva Iglesia.

En
esta meditación trataremos de seguir las huellas del Señor en el
camino que va desde el pretorio de Pilato hasta El lugar llamado
«calavera», el Gólgota en hebreo (Jn 19, 17). El Vía Crucis de
nuestro Señor Jesucristo esta históricamente vinculado a los sitios
que Él hubo de recorrer. Pero hoy día ha sido trasladado también a
muchos otros lugares, donde los fieles del Divino Maestro quieren
seguirle en espíritu por las calles de Jerusalén. Nosotros vamos a
realizarlo entre dos barrios con solera y sentimiento cofrade, desde
el Albaicín hasta el Realejo, donde cualquier rincón, cualquier
esquina es buena para rezar a nuestro salvador. Nos detendremos
espiritualmente en estas estaciones, meditando en el misterio de
Cristo cargando con la cruz.
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