Como cada año, las hermanas nos han invitado a merendar con su repostería monástica y el tradicional licor de café. Se han sucedido los villancicos, tanto de las hermanas como de los hermanos que nos han acompañado, y tras este momento, hemos celebrado la última misa de hermandad del año con ellas, en la misma Iglesia que acoge al Muy Antiguo y Milagroso Señor de las Tres Caídas.
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